lunes, 26 de septiembre de 2016

Diccionario financiero para comprender mejor las finanzas

Manual para que las finanzas no te suenen a chino

Comprar un coche nuevo, adquirir una vivienda, hacer frente al coste de unos estudios universitarios o de máster, pagar un tratamiento dental… todos estos gastos tienen un coste elevado al que no todo el mundo puede hacer frente. Para ofrecer la financiación necesaria surgieron en su día los bancos y, más recientemente, los prestamistas privados, con los cuales se puede conseguir el capital que se quiere invertir.  Un claro ejemplo es el alto número de hipotecas que se conceden en nuestro país. Desde el comparador financiero HelpMyCash señalan que, sin ir más lejos, durante el año 2015 se otorgaron en España 244.827 préstamos hipotecarios, lo cual “es un 19,8% superior al de 2014”, añaden.

No obstante, muchas personas, con el paso del tiempo, acaban pagando mucho más de lo que creían por no conocer determinados conceptos financieros. Por eso, antes de contratar cualquier producto, desde créditos rápidos hasta hipotecas, se debe conocer en profundidad lo que se está firmando. Para ello, un manual como éste puede ser una útil herramienta con la que se podrán ahorrar gastos ocultos y pagos añadidos con los que no se contaba.

Un diccionario financiero puede ahorrar muchos costes

Problemas como el de las cláusulas suelo, las cuales fueron declaradas abusivas por la falta de conocimiento por parte de los clientes, se podrían haber evitado. Es un ejemplo más mediático de lo que también ocurre en algunos contratos de préstamos personales. Para este tipo de ocasiones un diccionario como este puede ser una gran ayuda:
  • Aval: mucha gente se equivoca con esta figura financiera, ya que cuando se habla del aval se está haciendo referencia a un tipo de garantía y no a un sinónimo de ésta. Mediante el aval, que puede ser una tercera persona o bienes, la entidad se asegura que si el cliente no paga, tendrá este tipo de garantía de pago.

  • Carencia: hay préstamos que permiten que durante un tiempo no se pague parte o la totalidad de la cuota acordada. No obstante, lo que no hayamos amortizado (ya sean los intereses y el capital o tan solo el capital) lo tendremos que reembolsar más adelante con los intereses devengados en ese espacio de tiempo.

  • Comisiones: son los recargos que la entidad puede cobrar por realizar determinadas gestiones referentes a los préstamos. Las típicas son la de apertura, la de estudio y la de amortización anticipada, aunque podemos encontrarnos con otras menos habituales.

  • Fintech: hace referencia a la relación entre las finanzas y la tecnología. La mayoría de  entidades ya realizan sus ofertas por Internet y permiten la contratación de los productos de forma totalmente online. Incluso, han surgido nuevas formas de financiación dentro de este novedoso sector, como los conocidos como P2P.

  • Honorarios: muchas empresas, sobre todo de capital privado, nos hablarán de los honorarios que debemos pagar, además del capital que nos hayan prestado. Este término es lo mismo que los intereses, es decir, el coste que tiene el servicio financiero que nos proporciona la entidad en cuestión.

  • Plazo de reembolso: es el tiempo durante el cual vamos a disponer del crédito y en el que vamos a pagar el crédito que contratemos. Muchas entidades nos dejarán elegir el plazo que queramos y en función del tipo de préstamo, amortizaremos el crédito en una sola cuota a los pocos días o mediante pagos mensuales que pueden irse hasta los 40 años, en el caso de las hipotecas.

  • Prórroga: también llamada extensión, consiste en alargar el plazo de reembolso que habíamos acordado con la entidad en un principio. No todos los productos ni todas las entidades la ofrecerán y tiene un coste adicional, aunque siempre será más económico que hacer frente a las penalizaciones por impago.
Se debe comprender todo antes de firmar un préstamo

Los clientes tienen el derecho de preguntar todo lo que no entiendan antes de firmar el acuerdo de cualquier tipo de préstamo. Es lo que se debería hacer para evitar gastos con los que no contábamos en un principio. Además, hay entidades que pedirán, en función de la clase de crédito que sea, que el contrato se firme ante notario, al cual le pagará el cliente. Por eso, lo que nunca se debe dejar de hacer es preguntar todo aquello que no se comprenda, menos aún si la firma del contrato nos va a suponer un coste adicional por los gastos de notaría.  

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